lunes, 2 de enero de 2017

COCHINILLAS DE HUMEDAD

En estos días tan festivos en Navarra es típico comer el cardo. Hace mes y medio los tapé para blanquearlos, y han salido buenísimos.

Pero no voy a hablar de su cultivo, sino más bien de todos los habitantes que hibernan entre sus tallos.
foto de wikipedia, las oniscideas.


Cada vez que he cogido un cardo, me he traído a casa fauna de lo más diversa en él.

Entre sus tallos he encontrado tijeretas, aunque estas ya estaban muertas porque los fríos de estos días están siendo devastadores, menos 4 y menos 6 grados bajo cero. También lombrices, pequeñas y adormiladas, apenas se movían hasta ver el peligro que acechaba cuando arrancaba los tallos.

Y por último, pequeñas colonias de las cochinillas de humedad, de todos los tamaños.

Siempre que he leído artículos de jardinería, estos crustáceos han sido tratados como voraces plagas a las que había que aplicar insecticida y exterminarlos.

Por ello, y ante la contradicción de que son habituales en mis plantas, tanto ornamentales como hortícolas, y no he encontrado a las plantas diezmadas como para aplicar medidas sobre ellos.

foto de entomología.wordpress.com

A partir de ahí, estos días me he interesado por leer sobre estos bichitos e informarme cuáles son exactamente los destrozos que realiza sobre las plantas.

Son crustáceos terrestres, es decir que están emparentados con las gambas, y demás. 

Tiene una especie de caparazón articulado que está principalmente compuesto de cal.

Para su supervivencia es imprescindible estar en zonas con alta humedad puesto que para respirar requiere de ella.

En las plantas habitúa a esconderse en la superficie de la tierra, donde halla la humedad necesaria y también... su alimento preferido, el detritus.

Su alimento principal consiste en engullir la vegetación muerta en fase de putrefacción. Aunque también es cierto que come celulosa de tallos.

Mis cardos para nada estaban perjudicados, y eso que tenían una gran familia donde podíamos encontrar a papás y mamás, abuelos y abuelas, hijos chiquititos e hijas.

De lo que he leído, lo que sí puedo deducir es que estos bichitos, realmente es posible que coman celulosa de nuestras plantas, pero trabajen más en el sentido de beneficiarlas, puesto que aceleran el proceso de descomposición de  restos vegetales que se encuentran en el suelo ó las macetas, y así facilitan a la planta la asimilación de los nutrientes de la tierra y evitan posibles enfermedades por hongos ó bacterias.

Si continuamos, también como he dicho leí que su oxoesqueleto está compuesto principalmente de calcio, componente beneficioso para las plantas cuando el bicho muere.

Por mi parte continuaré conviviendo con estos diminutos crustáceos, el día que vea que son más perjudiciales que beneficiosos para el cultivo, entonces volveré a escribir y rectificar sobre lo que hasta ahora he escrito, aunque llevo años y no he comprobado nada negativo sobre ellos.


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